miércoles, 25 de abril de 2012

Las Volanderas de San Marcos

Las Volanderas de San Marcos

Desde luego, hoy sería un día excepcional para salir a "volar las volanderas", aunque este endiablado viento que sopla en Vertavillo quízás destrozara los molinillos nada más pisar la calle. No sé muy bien porqué motivo y qué se esconde detrás de aquella costumbre que recuerdo de la infancia en mi pueblo, pero el caso es que cada 25 de abril, día de San Marcos, los más pequeños de cada casa salíamos con nuestras rudimentarias "volanderas" y echábamos a correr calle abajo, calle arriba, hasta "el Patín" o "el Postigo", buscando el favor del viento para que las hiciera girar lo más rápido posible emitiendo su característico soniquete. Las volanderas, eso que ahora encontramos en las ferias o en las tiendas de chinos y que llaman molinillos, se fabricaban en casa con un palo y una hoja de papel; dos cortes maestros con la tijera, un par de dobleces y un clavito era toto lo que hacía falta. Si el papel era de color, pues más bonito, si no tampoco importaba mucho, el caso era salir corriendo como si quisieras domesticar el viento. Convertíamos el artilugio en un verdadero aerogenerador (no han inventado nada) que nos cargaba de energía para jugar a lo largo de todo el día.
Como digo, no he indagado en posibles significados ocultos en esta tradición, puesto que sorprende que tenga una fecha fija, quizás acorde con la frecuencia de los fuertes vientos en este més, pero no me extrañaría que escondiera viejas fórmulas utilizadas por nuestros ancestros para librarse de ciertos males o propiciar bonanza y prosperidad.

Javier Abarquero Moras


 

lunes, 9 de abril de 2012

Domingo de Pascua en Vertavillo

La tradición popular está llena de pequeños gestos y puntuales actividades que llenaban el transcurrir del año en los pueblos de nuestra tierra. Eran costumbres ancestrales continuadas de generación en generación hasta que la despoblación consiguió acabar con ellas. Muchas de estas tradiciones eran protagonizadas por los niños.
El Domingo de Pascua en Vertavillo, era celebrado por la mañana como en tantos otros sitios, con misa solemne y procesión del encuentro entre la virgen enlutada y el Santísimo bajo palio, con el desprendimiento del velo, una tradición que se mantiene. Pero por la tarde era costumbre que los niños fueran "a comer la rosquilla". Las cuadrillas de chavales preparaban la merienda (un chorizo y pan la mayoría de las veces, quízás un refresco de gaseosa de "Los Ángeles", fabricados en el municipio por Ángel García), pero sobre todo la rosquilla.
Este dulce típico de nuestros pueblos se elaboraba particularmente en estas fechas, y nuestras madres, al final de la cuaresma iban cogiendo turno en la panadería para hacerlas. De casa se llevaban casi todos los ingrdientes: huevos, manteca, azucar; en el horno ponían la harina y el trabajo. Luego en casa te ocupabas de decorar las rosquillas con el "unte", es decir con el baño de clara de huevo y azúcar. La forma general de las rosquillas, todos lo sabemos, es la redonda, pero en cada casa se hacía una rosquilla con la forma de la letra inicial del nombre de cada niño o niña, o también una en forma de ramo (para las niñas) o de culebra (para los niños). Esta rosquilla era la que se llevaba el domingo de pascua a merendar.
El lugar habitual para celebrar esta merienda era el llamado "Prao", un sotillo de olmos negrillos situado en la vega del arroyo de los Madrazos a un kilómetro escaso de la localidad. Las meriendas se podían prolongar durante varios días de la semana de pascua.

Javier Abarquero Moras