475 Aniversario del Privilegio de
Villa
En 1537, hace ahora 475 años, el
rey Carlos I de España, emperador del Sacro Imperio Romano-Germano, junto a su
olvidada madre la reina Doña Juana, concede a Vertavillo el título de Villa.
Tal acontecimiento queda recogido en un excepcional documento escrito en vitela
que, milagrosamente, el tiempo ha resguardado hasta nuestros días.
Vertavillo era hasta ese momento
un simple “lugar” que dependía de la jurisdicción de Baltanás en las causas
civiles y criminales excepto en aquellas cuya cuantía fuera menor a 120
maravedíes. Pero el Concejo de Vertavillo, por su cuenta, se emancipa de
aquella tutoría en el año 1532, entablando un pleito que se ventilaba en la
Real Chancillería de Valladolid. Teniendo como tenían los de Vertavillo todas
las de perder, decidieron acudir directamente al Rey suplicando fueran eximidos
de la jurisdicción de Baltanás, por encontrarse este pueblo alejado (dos
leguas) y tener Vertavillo gran número de vecinos (150). Pero por si los
argumentos no fueran suficientes, el Consejo de Vertavillo aporta la cantidad
de 2000 ducados de oro, equivalente a 750.000 maravedíes, para ayudar a las
grandes causas del reino (léase las luchas contra el turco y contra Lutero que
tanta sangría de las arcas nacionales produjeron).
Debió ser la rica suma de dinero
lo que convenció al emperador, que no dudó en dictar el privilegio por el que
Vertavillo, a partir de entonces adquiere el título de Villa, otorgándole
jurisdicción civil y criminal, alta y bajo, mero y mixto imperio. Al mismo
tiempo se faculta a la población a tener “forca e picota, cepo, cárcel, cadena,
cuchillo, azote y todas otras insignias de jurisdicción de villa”.
El documento, en el que figuran
como pagadores el procurador y el regidor de Vertavillo, Martín Núñez y García
de las Moras, fue firmado por el rey en Valladolid el 20 de abril de 1537. En
virtud de este privilegio se construyo el Rollo renacentista que todavía hoy
enseñorea el mirador del Postigo, a la salida del casco amurallado por la
puerta meridional. El monumento es en principio una insignia de jurisdicción,
emblema de la alcanzada categoría de villa, independientemente de que a su lado
se construyeran picotas y cepos como instrumentos de castigo y escarnio
público, y de que, avanzado el tiempo y por identificación de ambos elementos,
también él mismo acabara usándose para infringir alguno de los castigos.
Destaca el rollo de Vertavillo
por su majestuosidad, más de 8 m de altura, una escalinata octogonal que salva el
ligero desnivel del terreno (razón por la que los peldaños varían de 6 a 9 en
función de la cara), y con un fuste cuadrangular (5,85 m) rematado en un
capitel con columnitas torneadas, placas, bolas, un remate troncocónico y
cuatro gárgolas que figuran leones. En su cara septentrional se colocó el
escudo imperial de Carlos I y en la meridional otro escudo.
F. Javier Abarquero Moras