Arquitectura Popular: Los Palomares
Los palomares son la
manifestación arquitectónica de una actividad que complementaba la economía de
autoabastecimiento: la cría de palomas. De estas conseguían pichones que
contribuían a variar la dieta alimentaria y “palomina”, el excremento del
animal que en grandes cantidades se utilizaba como abono.
Hace una década, la
mayoría de estas edificaciones estaban ya en desuso pero se mantenían en buen
estado, Hoy, la ruina amenaza a la mayoría; grandes grietas, paredes descarnadas,
tejados semidesplomados y puertas desvencijadas son rasgos habituales.Tipológicamente pertenecen al tipo de “Torre” (Sánchez Sanz, 1979), la planta es rectangular o cuadrada, aunque también los hubo de planta circular. Sus dimensiones varían, siendo más grandes los rectangulares, que pueden llegar a tener 12 m de largo por 5 m de ancho, que los cuadrados, que tienen 5 por 5 m por término medio. El basamento de piedra es muy bajo y el resto de la altura, de 6 a 8 m, se levanta con adobes formando un grueso muro que se revoca al exterior con yeso. La cubierta es siempre a un agua y al exterior, -en ningún caso hay patio interior-, está siempre orientada al sur para aprovechar al máximo las horas de sol y el calor, y se confecciona con teja curva formando ríos sin cubrir, lo que facilita el barrido y recogida de la palomina que servirá de abono.
La entrada y salida de las palomas se hace por las “troneras” y ventanas protegidas al interior por una malla metálica enmarcada que se abre y cierra desde el piso inferior mediante una cuerda. El tejado se complementa con una barandilla de adobe que recorre el contorno del edificio dejando libre el lado sur, raramente va decorada, y cuando lo está, muestra unos motivos muy sobrios. En un caso, atípico por su aspecto, la barandilla aparece suntuosamente decoradas con tejas y ladrillos calados de vivo color rojo; es además el doble de alta que las otras, recorre también el lado sur y se interrumpe por pilares que rematan en palomas de piedra, los llamados “reclamos” que llamaban la atención de las verdaderas palomas, y por un arco en el frente. Este paloma es aún más excepcional cuando se observa una vertiente quebrada, que aprovecha la pared del desnivel para colocar seis aberturas y la vertiente inferior para abrir dos troneras.
Las puertas son pequeñas y dan acceso a un primer piso que no tiene nichos en las paredes, porque el piso bajo no es propicio para que aniden las palomas a causa del peligro que suponen los roedores. Por encima suele haber otros dos pisos a los que se accede por una escalera adosada a la pared. Estos se encuentran compartimentados por muros de adobe y en todas las paredes se instalan los columbarios o nichos para que aniden las palomas. Estos últimos tienen forma cuadrangular y unas dimensiones aproximadas de 16 cm de ancho, 16 cm de largo y otros 16 cm de profundidad.
El mayor número de palomares se concentra en una zona a la que precisamente han dado nombre, “los palomares”.
F. Javier Abarquero Moras
Referencias
Sánchez Sanz, M.E. 1979: “Los
palomares en tierra de Campo palentina”, Narria
14: 11-13.
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