jueves, 23 de febrero de 2012

Miércoles de Ceniza y entierro de la sardina

Miércoles de ceniza y entierro de la sardina

            Hacia mediados del siglo pasado el miércoles de Ceniza en Vertavillo se se recorrían las calles con cencerros y echando “gallinaza” o “aspergés” –una pestilente mezcla de estiércol de gallina y ceniza- para echar fuera las carnes (carnestolendas) y dar comienzo a la cuaresma. Por la noche se efectuaba el Entierro de la Sardina con una particular fórmula. El cortejo portaba una escalera de mano cubierta por una manta, en cuyo extremo delantero se sujetan dos botas que simulan los pies del difunto, mientras que por el hueco trasero una pesona asoma la cabeza reclinada hacia atrás, de manera que, aunque camina con el resto de la comitiva, parecía ir tumbado en las parihuelas. Otro intérprete se viste de sacerdote, al que también podía acompañar un monaguillo, y recita toda serie de dislates en un latín inventado, al que se unen chascarrillos y ocurrencias de los asistentes. Las mujeres se colocaban los más disparatados lutos y seguian la comitiva bailando y cantando al son de la tambora. El falso sacerdote recitaba con frecuencia frases como "llorad hijos míos que se ha acabado el vino".



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