lunes, 9 de abril de 2012

Domingo de Pascua en Vertavillo

La tradición popular está llena de pequeños gestos y puntuales actividades que llenaban el transcurrir del año en los pueblos de nuestra tierra. Eran costumbres ancestrales continuadas de generación en generación hasta que la despoblación consiguió acabar con ellas. Muchas de estas tradiciones eran protagonizadas por los niños.
El Domingo de Pascua en Vertavillo, era celebrado por la mañana como en tantos otros sitios, con misa solemne y procesión del encuentro entre la virgen enlutada y el Santísimo bajo palio, con el desprendimiento del velo, una tradición que se mantiene. Pero por la tarde era costumbre que los niños fueran "a comer la rosquilla". Las cuadrillas de chavales preparaban la merienda (un chorizo y pan la mayoría de las veces, quízás un refresco de gaseosa de "Los Ángeles", fabricados en el municipio por Ángel García), pero sobre todo la rosquilla.
Este dulce típico de nuestros pueblos se elaboraba particularmente en estas fechas, y nuestras madres, al final de la cuaresma iban cogiendo turno en la panadería para hacerlas. De casa se llevaban casi todos los ingrdientes: huevos, manteca, azucar; en el horno ponían la harina y el trabajo. Luego en casa te ocupabas de decorar las rosquillas con el "unte", es decir con el baño de clara de huevo y azúcar. La forma general de las rosquillas, todos lo sabemos, es la redonda, pero en cada casa se hacía una rosquilla con la forma de la letra inicial del nombre de cada niño o niña, o también una en forma de ramo (para las niñas) o de culebra (para los niños). Esta rosquilla era la que se llevaba el domingo de pascua a merendar.
El lugar habitual para celebrar esta merienda era el llamado "Prao", un sotillo de olmos negrillos situado en la vega del arroyo de los Madrazos a un kilómetro escaso de la localidad. Las meriendas se podían prolongar durante varios días de la semana de pascua.

Javier Abarquero Moras

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