Romería de la Virgen de Hontoria (Vertavillo)
Nuestra Señora de Hontoria, una
bellísima talla románica policromada con la virgen sentada en majestad y el
niño sentado en sus rodillas, es una advocación mariana de Vertavillo que
celebra su festividad el sábado antes de la Ascensión. El nombre lo recibe del
pago en el cual se instala su ermita, a unos 4 km al este del pueblo, un
edificio de traza románica con una puerta de medio punto en la fachada
principal y un gran arco triunfal, también de medio punto, en el interior
marcando el presbiterio.
Leyenda de “La Serranilla”
La virgen de Hontoria es llamada
popularmente “La Serranilla”, algo que podría extrañar en una comarca de
páramos y valles alejada de cualquier Sierra al uso. Este nombre tiene su
origen en la vieja leyenda contada y trasmitida a través de generaciones según
la cual iban unos serranos de camino por
estas tierras de viaje con sus carretas. Llegaron al pago de “Hontoria” hacia
el atardecer, momento en el que hallaron entre los matorrales la bella imagen
de la Virgen. Tras cargar con la reliquia prosiguieron su caminar durante toda
la noche, sin embargo, al apuntar las primeras luces del día, los asombrados
serranos se dieron cuenta de que no habían avanzado ni un paso, encontrándose en el mismo punto en el que el día anterior
habían hallado la virgen. Tan “milagroso” fenómeno, interpretaron, no podía
significar otra cosa que la Santa Madre de Dios deseaba que en aquel preciso
lugar le fuera edificada una ermita.
Historia
La leyenda relatada repite la
crónica de otras tantas imágenes de vírgenes repartidas por toda la Península
Ibérica. La realidad histórica tampoco es mucho más original. La ermita de
Hontoria de Vertavillo no es más que el único testimonio en pie de un viejo
pueblo que allí se ubicó durante la Edad Media y que recibía el nombre de
Fontorida. Su existencia está atestiguada por varios documentos de la época,
por varias noticas orales sobre la aparición de sepulturas y por los abundantes
restos arqueológicos que en superficie se pueden observar alrededor del
edificio y en las tierras de labor cercanas. Su desaparición, probablemente a
principios del siglo XVI, respetó la vieja iglesia parroquial de San Esteban,
cambiando la advocación a la de Nuestra Señora de Hontoria.
A
mediados del siglo XVIII había ya una cofradía de la Virgen de Hontoria que,
además, se hacía cargo de los gastos ocasionados por atender a los necesitados
en el llamado Hospital de Nuestra Señora de Hontoria, situado en la actual
calle del Hospital. A principios del siglo XX existía también la cofradía de la
Virgen de Hontoria y de San Miguel, que luego desapareció. A finales del siglo
pasado renació la cofradía de Nuestra Señora de Hontoria que en los últimos
años se ha encargado de la rehabilitación de la ermita gracias a los donativos
de los devotos.
Tradición.
La tradición se hunde en la
historia y probablemente tenga su origen allá por la época en la que se produjo
la despoblación de aquel núcleo medieval. Como en tantos otros pueblos, la
ermita pasó a convertirse en un lugar de romería al que, una vez al año, se
acudía a venerar a la virgen, sirviendo este acto como recuerdo de los hombres
y mujeres que allí moraron. La fiesta
hasta los años 80 del siglo pasado se celebraba el martes antes de la Ascensión
(cuando esta fiesta caía en jueves), pasando luego a ocupar la fecha del sábado
siguiente, con la intención de que pudieran acudir también aquellas personas
que trabajaban y vivían fueran del pueblo. La imagen se saca de la iglesia
parroquial en procesión hasta el Cristo, la ermita situada en la parte baja del
pueblo, donde se le rezaba una oración. Posteriormente era subida en una
carroza y trasladada hasta su ermita, a veces rezando el rosario por la
carretera. En la actualidad, y teniendo en cuenta el alto valor de la talla
románica, se evita este recorrido. En su templo se dice la misa y
posteriormente se realiza otra procesión que acaba delante de la puerta con la
bendición de los campos y entonando primero la salve y luego canciones propias
de la virgen de Hontoria.
La fiesta continua con la comida
campestre, antes en el llamado “Prao”, luego en el monte de “Valdileja”, donde
las familias se reúnen para degustar el menú típico: ensaladilla, tortilla de
patata, filetes empanados y, de postre, leche frita.
F. Javier Abarquero Moras
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